La menopausia marca el inicio de una nueva etapa en la vida de la mujer. Es un proceso natural, pero muchas veces viene acompañado de cambios que pueden resultar incómodos: escapes de orina al reír, toser, estornudar o hacer deporte, molestias durante las relaciones sexuales, sensación de pesadez en la zona íntima debido al inicio de un prolapso, o dolores de espalda más frecuentes.
Estos cambios se dan por la disminución de estrógenos, lo que hace que los músculos y tejidos del suelo pélvico pierdan fuerza y elasticidad.
La buena noticia es que la fisioterapia de suelo pélvico ofrece soluciones eficaces y naturales para mejorar estos problemas. Son muchos los beneficios que se consiguen a través de programas personalizados, como por ejemplo el control urinario, ya que ayuda a reducir las pérdidas involuntarias que afectan a tantas mujeres en esta etapa. También destaca la mejora en la vida sexual, al favorecer la lubricación y la sensibilidad, reduciendo posibles molestias. Otro punto clave es la prevención de prolapsos, impidiendo que los órganos pélvicos desciendan y así, evitando la sensación de bulto o peso en la vagina.
Los resultados no se limitan a la zona íntima, con la fisioterapia de suelo pélvico también se consigue fortalecimiento del abdomen y zona lumbar, lo que ayuda a mantener una buena postura y a proteger la espalda, aportando mayor seguridad, confianza y bienestar en el día a día.
En definitiva, la fisioterapia de suelo pélvico es una herramienta segura, natural y efectiva que ayuda a mejorar la calidad de vida de las mujeres en la menopausia. Más allá de aliviar síntomas, permite recuperar la conexión con el propio cuerpo y afrontar esta etapa con energía, comodidad y autoestima.